TORRE DE MENGÍBAR
Mole cuadrangular, prisma quebrado,
torre enfrentada al sol que al cielo arredra
con erecto perfil de dura piedra
y al suelo roza con amor callado.
Atalaya de un tiempo ya pasado
que reta al hombre y a la historia empiedra
con viejos mitos y faldón de hiedra.
Pendón moruno, rastro enamorado.
Sol del Guadalquivir, siempre leyenda,
que a Mengíbar te das en dulce ofrenda
y al mundo miras con desdén fingido.
No vivas del ayer, busca el mañana
y no te sientas mora barragana.
Sultana eres con nombre y apellido.
Ramón Luque Sánchez