Lunes, 21 de diciembre de 2009
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PREGÓN DE LA FERIA DE MENGÍBAR 2009
[Por Ramón Luque Sánchez]

                                   A mis padres, In memoriam

Feria y Fiestas de la malena 2009. Coronación  y Fuegos Artificiales-2_191

PRESENTACIÓN

Yo jamás imaginé

cuando era un niño pequeño

y entre carreras y risas

soñaba a veces despierto

alrededor de mi madre,

la viuda del tallero,

que en la feria de Mengíbar

hoy sería el pregonero.

¡Qué orgullo de biennacido

en estos momentos siento!

 

EVOCACIÓN DEL MENGÍBAR ANTIGUO

Perseverancia y trabajo

eran los años aquellos,

un mirar hacia delante

llevando a cuestas recuerdos

de múltiples privaciones

y renuncias, ¡Cuánto ingenio

había que desplegar

para ganarse el sustento!

Entonces no era Mengíbar

como hoy la conocemos,

había poco trabajo

y muchos hombres dispuestos

emigraban hacia Francia

como recios jornaleros.

Sería el pueblo más bonito

si un sencillo monumento

recordara su coraje

de sacrificios repleto.

Pues fue gracias a su lucha,

a sus fatigas y anhelos,

y a los francos que traían,

que Mengíbar fue creciendo.

La Papelera, después,

trajo futuro y progreso

y el Guadalquivir, por último

-maná del cielo es el riego-,

nos convirtió la campiña

en un fértil y verde huerto.

¡Cómo ha cambiado Mengíbar

desde estos lejanos tiempos!

 

 

Los muchachos que estudiaban

se contaban con los dedos

y las muchachas bordaban

el ajuar con gran esmero

mientras soñaban la boda

que aún quedaba muy lejos.

Correteando en la calle

se pasaba mucho tiempo,

desde la Plaza a las Cuevas,

según verano o invierno.

El escondite, las bolas,

las estampicas, el hueso,

el romo, el trompo y la pita

eran entonces los juegos

que practicaban los niños.

Eran mucho más serenos

los juegos de las pequeñas,

también de lo más diverso.

La goma junto al corache

eran los más predilectos,

también las prendas y el corro,

la comba y el veo veo.

Las ruedas por San Antón

las llenaban de contento

mientras movían las caderas

con alegre contoneo.

 

Cómo robaba las horas

la lectura de tebeos:

Pedrín y Roberto Alcázar,

el Jabato y Mortadelo

eran héroes de papel

que nos sorbían los sesos.

Y un modelo del honor

el Capitán que era un Trueno.

 

Con unos años de más

ya gustaba el musiqueo,

con la canción del verano

se abría un nuevo universo:

era soñar otros mundos

a través del bailoteo.

Los Bravos y Raphael

eran ídolos punteros,

también triunfaban Los Rayos,

Karina y Camilo Sesto.

El gran Manolo Escobar

deleitaba a los flamencos,

partidarios del folclore

más tradicional y auténtico.

 

Los Reyes Magos no eran

generosos ni opulentos,

tampoco eran democráticos,

eran torpes y altaneros.

Dependiendo de los padres,

sus más o menos ingresos,

así traían la carga…

¡Qué injusticia y desconsuelo!

Hoy cuando vienen los Reyes

se acercan con más respeto

y sin mirar donde paran

nos cargan… ¡de videojuegos!

 

Cuando llegaba la feria

eran los divertimentos

el caballo de cartón

que traía el retratero,

el carrusel, las cunicas

-cómo nos gusta un meneo-,

el rico corte de helado

y un afamado refresco:

la Mirinda de naranja,

que era un lujo de los buenos.

¡Con las gambas a la plancha

se relamían los dedos

esas novias de postín

que presumían de mancebo!

 

RECUERDOS DE FERIA

Me centro ahora en la feria

y ésta sí que ha cambiado,

nada que ver el presente

con un cercano pasado.

Yo recuerdo especialmente

por lo que tuvo de impacto

cuando los autos de choque

a nuestro pueblo llegaron.

Como una estrella de rock

a las masas conquistaron,

saquearon los bolsillos

y en nuestra feria reinaron.

Por coger un coche loco

corrieron y hasta empujaron

muchos ases del volante

de los circuitos urbanos.

Cuántas risas maliciosas

y dientes desportillados

ofrecieron a curiosos

y espectadores simpáticos

que haciendo mil aspavientos

con sorna se santiguaron.

Pero lo mejor de todo,

lo más gracioso del caso,

fue que junto a la iglesia

a la pista colocaron.

No me equivoco si afirmo

con el mayor desparpajo

cómo debió animar esto

a la Virgen y a los santos.

Así, el Niño de las Uvas,

que de travieso es un rato,

cuando nadie lo veía

debió de montar su auto…

¡Seguro que a la Malena

le dio cuatro choquetazos!

 

Pese a todo, yo destaco,

cómo despierta el pasado,

a ese viejo carrusel

de  los Vico, unos hermanos

de los que no supe nunca

si eran dos, o tres, o cuatro…

Me acuerdo bien de sus pozos,

que eran chuscos y macabros

artilugios de tortura

y amigos del desenfado,

pues sin ninguna etiqueta

te mareaban despacio

hasta hacer de tu cabeza

un coctel bien agitado.

En el carrusel había

unos balones colgando

del techo, y era de ley

darle unos cuantos porrazos…

¡Muchos brutos musculosos

en el cielo colocaron

unos satélites hechos

de reglamento del malo!

 

Un ejemplo de feriante,

por lo que tuvo de humano,

fue Manolo el de las barcas,

un buen hombre solitario.

Tanto le gustó Mengíbar

que aquí plantó sus cacharros.

Cuando el negocio fue a menos

no se escapó derrotado,

en este pueblo encontró

calor frente al desamparo.

 

Pero el feriante mayor

es quien os está hablando,

nunca he faltado a esta feria

en mis cincuenta y dos años.

Las ventoleras de julio

desde siempre me han llamado

para estar junto a mi madre

con mi familia a mi lado.

También gracias a mi esposa,

que en el pueblo ha encontrado

muy buena gente, y jamás

le faltó el calor humano.

En la piscina, mis hijas

han dormido, han cantado,

han barrido con las faldas,

se han caído, han saltado

y han hecho torres gigantes

con muchos vasos de plástico.

Vamos que llevo más ferias

que el turronero  -¡sim-pá-ti-co!-

que pregona por las siestas:

¡Turrón de almendras barato!

 

También recuerdo muy bien,

eso no puedo olvidarlo,

esas galas de postín

que los Píos nos brindaron.

Los mejores del momento

en la piscina actuaron,

bien para hacernos reír

o alegrarnos con su canto.

El Pajares y el Esteso

con su humor nos deleitaron

y estremeció a los presentes

la gran voz de la Jurado.

Cómo estaba esa piscina

de llena cada verano

por foráneos y nativos

a sus ídolos gritando.

Pero el éxito más grande

no eran galas ni teatros,

era el cine Capitol

y su peli del verano.

Manolo Escobar, de nuevo,

triunfaba año tras año…

¿El título? No importaba,

lo importante era su canto

y comprobar si, por fin,

recuperaba su carro.

 

LOS AMIGOS Y AMIGAS

Para mí hablar de la feria

es hablar de los amigos

y amigas, que mencionar

los dos sexos queda fino,

y aunque no diré ni un nombre

por no ser torpe y prolijo,

recuerdo a los que no están

por un golpe del destino.

Compartí con todos ellos

noches de chistes y vinos,

risas, charlas y alboroto,

soñar un mundo distinto

más ecuánime y humano,

sin miedos ni feudalismos.

Cuánto esfuerzo, ay qué tiempos,

por hacer otro camino,

y por el primer cubata,

por la cerveza y el pincho,

por bailar a lo ye-ye

sin parecer un pingüino,

por vestirnos de modernos

con un presupuesto exiguo

y, a veces, de madrugada,

por un buen baño… ¡qué rico!

Muchos años arrancamos

garbanzos con desatino…

¡Cuántos callos y fatigas

por el bono de los Píos!

 

HISTORIA DE MENGÍBAR

Cómo me gustan y alegran

las historias de Mengíbar

guardadas en la memoria

y en sus calladas esquinas.

Qué emoción más grande siento

cuando bajo La Albariza

después de un largo viaje

desde la costera Isla.

En la garganta me nacen

una traviesas cosquillas

y las antiguas vivencias

en mi mente cobran vida.

¡Qué bien lo notan mi esposa

y la chispa de mis hijas,

que me gastan muchas bromas

a costa de mi alegría!

 

La torre, símbolo vivo

de esta antigua y noble villa,

parece que se remueve

y a mi corazón le grita

la historia de la ciudad

de la que ella es vigía.

Si el Guadalquivir hablara

milenios desandaría

para contarnos los pasos

de esas gentes primitivas

que buscando pan y paz

habitaron en su orilla.

En Maquiz las piedras muestran

las culturas  más antiguas,

restos de ciudad ibérica

cantan a la Hispania antigua.

En el cruce de los ríos

caza y pesca encontrarían,

tanta agua generosa

los cultivos regaría.

Es famosa en toda España

la espada de Mengíbar

forjada por los tartessos,

hoy mito de Andalucía.

También los cartagineses

anduvieron por sus vías,

su lucha con los romanos

en la Historia está descrita.

Iliturgis, la imperial,

fue en la antigüedad semilla

que dio sus frutos al mundo,

de la cultura fue guía.

Viejas calzadas romanas

nuestra tierra recorrían

ordenando sus contornos;

leyes y ciencia traían

mientras que trigo y aceite

hacia Roma llevarían.

 

Siglos de olvido siguieron

hasta que gente morisca

reconstruye la ciudad

ahora llamada Mengíbar.

Cambian el emplazamiento,

por sultana erigirían

esta torre de leyenda

que hoy a todos simboliza,

a nuestro carácter firme

y a nuestra alma sencilla.

 

El rey Felipe II

de Jaén nos emancipa,

Mengíbar será ya siempre

de la libertad insignia.

 

Pasan siglos lentamente

entre dichos y rutinas,

mirando al cielo las nubes,

sacando a la tierra espigas.

Llegamos al diecinueve

y de nuevo nuestra villa

marcará un hito en la historia

usando oro como tinta.

Frente al francés invasor

se alzó la ciudadanía

que se fundió con su ejército

en el sitio de Mengíbar.

La cruz que lleva este nombre

nuestra fuerza simboliza.

Por eso, año tras año,

mes a mes y día a día

hemos cambiado carencias

por abundancia y justicia.

Nos llena de noble orgullo

pasear hoy por Mengíbar,

un ejemplo de trabajo,

de inquietudes y osadía.

 

EL VALOR DE LA FAMILIA

Antes de ponerle fin

a estas sentidas palabras

quiero decir quien soy yo,

darle paso a la nostalgia

para hablarles de mis padres

y la gente de su casta.

Por la parte de mi madre,

ella se llamaba Juana

-donde las haya, mujer

honesta, sencilla y franca-,

soy Capitorro y Anula,

gente de conducta hidalga.

Mi abuelo fue Juan Manuel

y mi abuela, mama Paca,

más que abuela fue otra madre

cuando se murió mi papa.

A mi padre, Santos Luque,

siempre lo llevo en el alma,

he procurado en la vida

con pundonor y constancia

que esté orgulloso de mí

por no tirar la toalla

y poner el corazón

en las cosas de importancia.

Sus padres, Ramón y Luisa,

talleros de pura raza.

Casi, casi acabo ya,

antes quiero dar las gracias

a mis tíos Juan y Antonio

que cada noche a mi casa

acudían como relojes

para darnos su compaña.

Tampoco quiero olvidar,

pese al tiempo y la distancia,

a mi tío Esteban Luque

que en verano me llevaba

a que me diera unos baños

en las playas catalanas.

Y cómo no mencionar

a la hermana de mi alma,

con quien compartí zozobras,

alegrías y confianzas.

Nos movemos como radios

de una rueda de esperanzas,

la forman sueños y miedos

que transitan por el alma.

Se cuelan mientras mamamos

más que en las meras palabras,

en los besos de los padres

y en su ilusión desbordada.

 

Dije al principio de hablar

que no imaginé este evento,

y aunque yo jamás pensé

que hoy sería el pregonero,

tal vez ellos lo soñaron

-somos un árbol de anhelos

que se sostiene de pie

por la lealtad del afecto,

las flores son hoy mis hijas

las raíces mis ancestros-,

y en esta noche de feria

hoy sus sueños se cumplieron.

 

DESPEDIDA

Acabo ya que desbarro

y me invade la añoranza

y esta es noche de alegría

y de perenne jarana

en honor de la patrona;

de Mengíbar, soberana.

 

¡Viva este pueblo y sus gentes

y viva nuestra Malena!

Que ella os llene de ventura

en estas dichosas fiestas

que propician los encuentros

con los que vienen de fuera.

¡Felices Fiestas a todos

y que viva la Malena!

 

¡Muchas gracias, Mengíbar!

 

 


Tags: pregón, feria, Mengíbar, 2009

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