Del libro "REMANSOS EN EL TIEMPO"
DÍA DE LOSDIFUNTOS
A mi padre, en la memoria
Yo te llevaba flores, padre mío,
adustos crisantemos, carmesíes
claveles que sangraban de congoja,
y rosas que asperjaban mi esperanza.
Ante el mármol que cubre tu leyenda
rezaba con pasión. Padre, mi enojo
era tu ausencia, un clavo que me hería
los sueños y el futuro, el gozo entero.
Y yo lloraba, padre, de aflicción;
me abrazaba a tu cruz y a Dios pedía
no volver a beber más de ese cáliz
tan lleno del vacío de los muertos.
Pero es dulce la espina que con saña
se adentra en el dolor y allí destila
renuncias y tormentos que enajenan
al bravo corazón, padre, y al alma.
Por noviembre volvía. Con lealtad
yo construí un pasado en el que siempre
me acompañabas tú, padre. Las noches
despiertas no existieron, ni el desgarro
que me hibernó la sangre de la infancia.
No sabía que sólo el tiempo infiel
puede con todo, padre, y que el olvido
en un sueño final anidaría.
Y estoy llorando al evocarte. A veces
los recuerdos embriagan y las lágrimas
son velados licores que disfrazan
todas mis soledades de aleluyas.
Ya no te llevo flores, padre mío;
también las ilusiones se marchitan:
el dolor, ya lo ves, pide acomodo,
aunque sea la orfandad eterna siempre.
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