EN BUSCA DE LA LUZ
¿Conoces por ventura la irreparable historia
del navegante solitario
que una vez consumada la proeza
de dar la vuelta al mundo en un velero, prosiguió
circunvalando el mar incalculablemente?
J. M. Caballero Bonald
En su corazón no había sitio para la fatiga. Estremecía el rostro de aquel hombre, marcado por el paso de las estaciones. Llevaba caminando muchas lunas. Avanzaba hacia el este, por un estrecho sendero, entre sus lindes había visto cambiar repetidamente el paisaje. Había pasado por desiertos áridos como la sal y por selvas tan intrincadas que apenas lo dejaban avanzar. Bosques multicolores se habían alternado con jardines dignos de Babilonia. Iba en busca del sol. Era su iridiscente resplandor el que lo guiaba. Quería llegar a ese punto donde nace la vida, donde su luz se eterniza, bañarse en la verdad. En ese lugar quería quedarse. La inmortalidad debía de ser eso.
Un día cualquiera no advirtió que ya había pasado por allí mucho tiempo atrás. Tantos habían sido los territorios y tantas las estrellas que lo habían cobijado que todo le parecía nuevo y repetido al mismo tiempo. En su obsesión había olvidado la realidad. Tal vez esa sea la venganza de los antiguos dioses por haberlos expulsado del Olimpo.
Ramón Luque Sánchez
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