Martes, 06 de noviembre de 2012
Publicado por PoetaRamon @ 12:27
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Crítica Literaria: EL CAMINO de Miguel Delibes

Por Ramón Luque Sánchez


Artículo leído en Radio La Isla de San Fernando (Cádiz) el 15 de ffebrero de 2012

Voy a hablar hoy de  “El camino”, novela de Miguel Delibes, fallecido en 2010 y uno de los grandes narradores españoles del nuestro casi recién concluido siglo XX. La novela nos desvela los pensamientos de Daniel el Mochuelo justo la noche antes de marcharse a la capital a comenzar unos estudios que le traerán prosperidad y una vida mejor. Eso es lo que sostiene su padre, porque al niño la propuesta le llena de incertidumbre y ganas de llorar y de decir no. Claro que entonces quién se atrevía a decirle no a un padre. Lo que él pensaba era lo que se hacía. Y ya está. Cómo han cambiado los tiempos.

La novela es una excusa para presentarnos una visión dela Españarural de la posguerra. La estampa que nos dibuja Delibes es el de una sociedad triste y enquistada en sus problemas, cuyo único divertimento es muchas veces el chismorreo malediciente. Pese a este aspecto negativo, Delibes hace en la novela un canto a la vida de los niños en libertad. Esa que al día siguiente va a perder Daniel el Mochuelo cuando marche a la capital. La vida rural con toda su crudeza es presentada desde el lado ingenuo de la vida. El mundo que retrata es el de una sociedad muy atrasada pese a que la revolución industrial y agrícola había nacido en Europa doscientos años antes. Los adelantos aquí no han llegado. Casi a ningún lugar de España lo habían hecho. ¡Qué atrasados estábamos hace sólo unos años!

La novela destaca por muchas cosas, entre ellas por la manera fluida en que transcurre la acción, también sobresale el retrato de sus personajes, unas gentes que todos los que nos criamos en un pueblo pequeño hace unas décadas podemos identificar. Así, “Las guindillas”, hermanas solteronas y reprimidas que las podemos encontrar en cualquier lugar. Por ejemplo, yo he conocido a “las pícaras gusanas”, así eran identificadas unas hermanas en un pueblo en el que di clase muchos años atrás. ¡Cómo disfrutaban con el dolor y la desesperanza ajenos!

La muerte, casi siempre una catástrofe, también visita la novela para llevarse con ella a Germán el Tiñoso, un niño pobre (siempre la tragedia se ceba en los más necesitados), amigo de correrías del protagonista junto a Roque, el Moñigo. La estampa de dolor que pinta en el velatorio no impide que introduzca unas notas de humor. Y es que Delibes, como buen conocedor de las costumbres españolas, sabes que la muerte siempre se presta a escenas divertidas. Rara vez voy a un velatorio y no termino riendo a discretas carcajadas. Imagino que es por la tensión que hay en el ambiente y por la necesidad de descargarla. El amor infantil, a veces casi eterno, está idealizado en la figura dla Mica, de la que Daniel está enamorado en secreto, a él no le importa que ella tenga algunos años más que él y que su padre sea el más rico del pueblo. Ya se sabe que el amor tira por tierra todas las barreras.

La novela destaca también por el vocabulario. En sus páginas aparecen un rosario de términos, muchos ya en desuso, que nos ayudan a identificar lindes de los caminos y las herramientas antiguas de queseros, herreros o talabarteros.

 Recuerdo que hace un tiempo comentaba esta novela con una amiga y ella, muy dolida, comentaba la falta de compromiso político de Delibes, que no denuncia la falta de libertad en la que vivía la sociedad española de los años cincuenta. Me ponía el ejemplo contrario en “Sostiene Pereira” de Antonio Tabucci, que hace una áspera denuncia de la dictadura portuguesa de Salazar. Ya le dije entonces que estaba en desacuerdo con su opinión, en primer lugar porque la novela, basada en un personaje real, la escribe un italiano y en segundo lugar porque cuando se escribe y publica ninguno vivía en el país luso. Por el contrario el escrito vallisoletano sí vivió toda su vida en España. Sí hay en él una ácida crítica de la falta de libertad religiosa enla Españade Felipe II. Su novela “El hereje”, donde defiende las tesis erasmistas basadas en la defensa de la espiritualidad como única forma de vivir la fe religiosa. Cuántas de esas ideas serían necesarias en nuestros días. Y es que en tocando a la fe los problemas no se resuelven con los años. Los errores se acumulan en un sinfín de despropósitos.

Pero volviendo a “El camino”, sólo quiero decir, y ya acabo, que su lectura es muy recomendable para hacernos una imagen de cómo era la vida enla Españade la posguerra. Que se lee de un tirón y que el libro es de de una belleza plástica que nos sobrecoge, por eso considero importante una vuelta a la narrativa de Delibes, por la naturalidad con la que escribe y por lo bien que domina esa lengua universal que es el castellano o el español, que cada uno denomine como quiera a la universal lengua de Cervantes.


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