Durante el acto recibí un pequeño homenaje de mis alumnos en la persona de mario Romero. Contó con la colaboración de Clara Rasero. De corazón. Gracias.
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(Con mis alumnos y alumnas de 2º B. A mi lado Lina Lumera, directora del instituto)
Ellos vienen que se salen,
como manda la etiqueta,
bien peinados, con corbata
y una elegante chaqueta.
Ellas vienen… delicadas,
vaporosas, muy esbeltas,
y a los ojos de sus padres
hoy más que nunca princesas.
Ellos y ellas…- ¡buena gente!-
profesores y familia
celebramos todos juntos
que su bachiller terminan,
que una puerta aquí se abre
para que sigan su vida
por otros nuevos senderos
que a caminar los invitan.
Atrás quedan cuatro años,
o puede que alguno más,
estudiando con ahínco
para poder aprobar.
En este noble instituto
como es “el Wenceslao”
aprendieron cuatro cosas,
pero también maduraron,
se enfrentaron a sí mismos
y crecieron a lo alto,
tuvieron muchos exámenes
que con valor superaron,
también creció su amistad
fundiendo sueños y abrazos.
Pero cambiando de tema
y viendo hoy su alegría,
me agrada que hayan sanado
de ese buen montón de heridas
que laceraba su cuerpo
hace tan sólo unos días.
De verdad, y no hablo en broma,
la sala de profesores
se volvió una enfermería.
Por favor, un punto más,
con gran dolor nos decían,
es para poder ser médica
o estudiar Ingeniería.
Viendo esa cara de pena
más de uno le decía:
Preséntate a suficiencia
y estudia más, alma mía,
y no me vengas con rollos
que el estudio es medicina.
Les hablo ahora a los padres:
Les damos la enhorabuena
por esos hijos tan nobles
que aquí delante se sientan,
no es por dorarles la píldora,
pero qué gente más buena
tienen ustedes por hijos.
Otra vez mi enhorabuena.
Ni un solo problema han dado
que merezca una reseña
y si momentos grandiosos,
donde se vio su nobleza.
Emociona ver su lucha,
su sacrificio y entrega
por terminar bien el curso
y con notas estupendas.
En nombre de claustro hablo,
de todos los compañeros,
de su buen hacer y entrega,
de su entusiasmo sincero…
El que fuerais mejores
fue nuestro anhelo y proyecto.
Si alguna vez os fallamos
fue siempre sin proponérnoslo,
detrás de notas y exámenes
sólo se esconde el esfuerzo
y seguro que mañana
os servirá nuestro empeño.
A ellos les hablo ahora,
a ustedes, a los alumnos,
desde aquí los felicito
al tiempo que los saludo.
Casi, casi de memoria,
igual que una letanía,
podría decir vuestros nombres…
Seguro que no erraría.
También podría contar
esos sueños que os motivan,
o gran parte de esas metas
que tenéis en la vida;
sólo el futuro dirá
si son verdad o utopía.
Hoy me tomo la licencia,
el ego me lo pedía,
de daros unos consejos
a modo de despedida:
sed siempre buenas personas,
lo justo y sin ñoñerías,
llevad siempre con vosotros
un punto de rebeldía,
y si alguna vez caéis
os levantéis, y sin prisa
iniciáis otro camino
y con la misma alegría,
no dejéis que os arrebaten
de vuestra cara la dicha,
esa que hoy os rebosa
y vuestra alma perfila.
Y recordad por los siempres
que en estas cuatro paredes
os dejáis otra familia.
¡Felicidades a todos
y a disfrutad este día!