los deshabitados
nos quitaron las ropas
y aventaron vergüenzas con codicia
la sangre se agolpó embriagadora y dulce
sin rebasar los límites que modeló el tormento
al filo de la aurora
vendieron las heridas que el tiempo provocó
con carmines gastados roturaron los ojos
que tanto nos miramos marcaron frases viejas
con letreros de plata y a las manos ataron
el único regalo que nunca nos hicimos
enmudecieron bocas de inocentes
con estribillos crueles que asustaron fervores
y quemaron las sábanas que acogieron los salmos
que entonaron los cuerpos
desnudos nos miramos sin corazas o labios
que ardieran de deseo
anduvimos miniados cogiéndonos las manos
que temblaban de frío
borrachos de dolor comimos mundo
con ejemplos rasposos que no encontraron pájaros
que bebieran el eco de las aguas que ofertaron conciencia
y todo se perdió sin la celada
que por siempre esperamos
sin las palabras simples
que construían casas para dormir a un niño
vagamos muy perdidos
sin restos de piedad y sin contornos
soñamos siempre solos
sin mirarnos los ojos cargados de olvido
sin lluvia rutilante que implorase un milagro
era el afelio del amor tan rotos
que lloraron por nosotros los niños que nacimos
agujas de cristal
taladraron los sueños que quedaban
después fuimos personas
buscando las excusas que alejaran la muerte
sobre tronos de usura varó deshabitado
el resto del amor que nos tuvimos
longevo fue el desierto que con escaso afán
surcamos descreídos
así pasó una vida sobraba la tristeza
sangraban las heridas…
así brotó el olvido y floreció la nada
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