GRIETAS DE LA VIDA
Ramón Luque Sánchez
Cuando era un niño chico
no era bueno ni era malo,
era solo un inocente
con la vida entre las manos.
Como el fútbol me aburría
y saltar no me gustaba
contemplándome el ombligo
me pasé toda la infancia.
Sin saber qué hacer con ella
la miraba y la miraba,
me parecía una estrella
con las puntitas muy blancas.
Pero un día, en un descuido,
la vida se me cayó,
se dio un golpe contra el suelo
y en pedazos se rompió.
Rápidamente y sin tino,
por no tener experiencia,
fui pegando los trocitos
de esta vida placentera.
Desde entonces, he tratado
de disfrutar cada día,
y saboreo el placer
que es jugar esta partida.
Pero a veces, la ilusión
se me escapa por las juntas
que han quedado entre los trozos
que sujeté con premura.
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