NOCHES DE FERIA
(Poema publicado en la revista TELIA)
Ramón Luque Sánchez
Hablar de feria es hablar de sueños,
de un viejo carrusel y una caseta
donde comprar turrón y una manzana
envuelta en caramelo y solaneras.
Hablar de feria es soñar despiertos
con noches que se alargan y que ruedan
en busca de otro día, que empezaba
con un baño rebelde en una alberca.
Hablar de feria es querer ser otro,
un Travolta bailón y algo macarra
con ojos seductores y esa labia
con la que Juan Tenorio cortejaba.
Hablar de feria es mirar el cielo,
descubrir una hoguera en plena noche
con estrellas candentes que se rompen
en puntitos de luz multicolores.
Las ferias de mi pueblo, cuando niño,
eran un chapuzón en la alegría,
con gigantes e inquietos cabezudos
que arrancaban las palmas y las risas.
El hombre de la cabra y el faquir
ganaban unas perras con un arte
que sabe del dolor y se alimenta
de mentiras, Medievo y mucha hambre.
Las ferias de mi pueblo, ya de joven,
eran coger garbanzos con fatigas,
por juntar cuatro duros y comprar
la entrada a la verbena en la piscina.
Eran cine, camisa, pantalones,
a arrebato tocaba su campana,
y era fumar ducados y fetén
que quemaban sin ira la garganta.
Las ferias de mi pueblo, ya casado,
eran noches eternas de vigilia
mientras crecían sin dolor ni dramas
las sonrisas tan tiernas de mis hijas.
Las ferias del presente son nostalgia,
un girar en la noria del recuerdo
por montar en caballo de cartón
mientras poso con traje de vaquero.
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